
se celebra el domingo que cae entre la Octava de Navidad (25 de diciembre al 1 de enero), o el 30 de diciembre, si no hay un domingo entre estos dos días.
En 1893 el Papa León XIII aprobó una fiesta para Canadá y Benedicto XV extendió la fiesta de la Sagrada Familia para toda la Iglesia.
El Hijo de Dios, al hacerse hombre, quiso vivir en el seno de una familia, que se convierte para nosotros en modelo perfecto de amor, de respeto mutuo y de paz; además por su sola presencia, Cristo, ha santificado la familia humana. Por eso nosotros veneramos a la Sagrada Familia como Familia de Santos.
Recordemos que “la salvación del mundo vino a través del corazón de la Sagrada Familia”. La salvación del mundo, el porvenir de la humanidad de los pueblos y sociedades pasa siempre por el corazón de toda familia.
Jesús, José y María, les doy el corazón y el alma mía.