
Por la señal de la Santa Cruz...
ACTO DE CONTRICIÓN
¡Oh Jesús y Señor mío! Cuán grande es mi ceguedad pues después de revelarme que hay un infierno eterno, no he temido de tu justicia. Cual monstruosa es mi locura, pues sabiendo que con pecar te tengo a ti por enemigo, me he atrevido a cometer mil veces el pecado, a vivir años enteros sin darle cuidado alguno a tu infinito amor.
Merecía, Oh Señor mío, merecía justamente que ejecutases tu sentencia que con tanta paciencia haz diferido: lo merecía, es verdad, más vos has querido vencer mi malicia con tu bondad; tu misericordia, ha superado mi iniquidad: ya me doy por vencido de tu amor pues me has buscado cuando huía de Ti. Como he de temer que ahora me arrojes de tus pies, ahora que te busco arrepentido.
¡Oh dulcísimo Jesús, con toda el alma detesto, abomino y aborrezco el pecado, sólo porque lo aborreces Tú a quien amo con todo mi corazón, a quien deseo agradecer y acompañar por toda la eternidad!
Amén.
ORACIÓN A NUESTRA SEÑORA
¡Oh Santísima Señora Reina del Cielo y la Tierra!
Cuando yo levanto los ojos al trono de tu grandeza te contemplo, la mayor de todas las criaturas y sólo menor que Nuestro Creador ¿Cómo es posible que me atreva a llamarte Madre? Pero así es Señora, tú que eres Madre de Dios, me has dicho que también eres Madre Mía. Así se lo dijiste que desde tu templo del Tepeyac te mostrarías Madre amorosa y tierna de cuantos buscasen y solicitasen tu amparo.
Pero no sólo esto es lo más; lo más que es, que en esto no hiciste otra cosa que conformarte gustosa con la voluntad de tu divino Hijo, Jesús, quien olvidado de las penas atrocísimas que estaba padeciendo en la cruz y entre sus mortales agonías, te encargó que me mirases como hijo. No lo merezco Señora, no merezco ser hijo tuyo, pero tú has querido ser Madre Mía. No he sabido desempeñar el título de hijo; pero no por eso dejas Tú de desempeñar el título de Madre, nuestra que eres Madre, nuestra Madre, no atendiendo mis maldades, sino a las entrañas de piedad y misericordia de que te dotó el Altísimo, cuando te hizo abogada de los pecadores.
Deseo portarme como hijo tuyo pero no podré poner en práctica mis deseos si no me alcanzas de Dios un aborrecimiento firme al pecado mortal que es lo que me hace indigno de tu Amor.
Amén.
Récense cuatro salves en memoria de las cuatro apariciones, y luego se reza la oración del día.
SEXTO DÍA
¡Oh Santísima Virgen de Guadalupe! ¡Qué bien dice a tu realeza ese tapete que la luna forma a tus sagradas plantas! ¡Hallaste con tu vida invicta planta las vanidades del mundo! Y quedando superior a todo lo creado, jamás padeciste el menguante de la más ligera imperfección. Desde el primer instante de tu concepción estuviste llena de gracias. Miserable de mí, Señora, que no sabiéndose mantener en los propósitos que hago, no tengo estabilidad en la virtud, y sólo soy constante en mis viciosas costumbres.
Duélete de mí, Madre amorosa y Tierna, ya que soy muy inconstante en el bien y la virtud, sea como la luna que está a tus pies; esto es, firme siempre en tu devoción y amor para no padecer los menguantes del pecado. Haz que yo esté siempre a tus plantas por el amor y devoción, y ya que no temeré los menguantes del pecado, sino que procuraré darme de lleno a mis obligaciones detestando de corazón todo lo que es ofensa a Dios.
Amén.
GOZOS
Pues a ser nuestro consuelo
Bajasteis, ¡oh Virgen pura!
De el lleno a nuestra ventura
Subir a adorarte al cielo.
En la tilma retratada
Dejaste tu imagen bella
Para que fuese la estrella
De esta tu América amada;
Por eso en ti asegurada
Tiene su dicha este suelo
De el lleno, etc.
Del sol los rayos ardientes
Forman trono a tu grandeza,
Que no eran a tal pureza
Otros adornos decentes:
Venzan tus rayos valientes
De nuestros pechos el yelo:
De el lleno, etc.
Para bordar tu vestido
Han bajado las estrellas,
Porque en tu manto hallan ellas
Firmamento más lúcido:
Tu siempre la estrella haz sido
Que influye nuestro consuelo:
De el lleno, etc.
Tapete forma la luna
A tus plantas sacrosantas,
Porque cree hallar en tus plantas
El lleno de su fortuna:
Padezca el indiano suelo:
De el lleno, etc.
En tosco y grosero ayate
Pintas tu imagen hermosa,
y por honrarme piadosa
A esto tu humildad se abate:
Justo es que mi pecho trate
De agradecer tanto celo.
De el lleno, etc.
Ceñida la real corona
Se ve, oh María en tu cabeza,
Que por Reina te confiesa
Desde la una hasta la otra zona:
Allí de águila te abona
Que hasta Dios levantó el vuelo!
De el lleno, etc.
ORACIÓN PARA TODOS LOS DÍAS
¡Oh Madre amorosísima mía, María Santísima de Guadalupe! Bien lo sabes, Señora, bien sabes que desde mi tierna edad te he mirado y reverenciado como Madre, como abogada y protectora. Tú has querido desde entonces mirarme como uno de tus hijos. Cuantas gracias y mercedes he recibido de Dios, conozco haberlas recibido por tu medio. ¡Qué descuido tan grande el mío! ¡Qué infidelidad tan grosera el no haberte servido y obsequiado con una puntualidad y amor igual a tu bondad! Mas ya desde hoy protesto honrarte, servirte y amarte, como corresponde a un hijo atento, amante y reconocido. No fue otro el fin de tu venida a este suelo, sino hacemos presente, traernos a la memoria el amor, cuidado y solicitud que como Madre tienes de nosotros: pues yo me doy, Señora, por entendido y recurro a ti como madre: no sean parte mis maldades para que apartes de mí los ojos de misericordia. Haz que viva como hijo tuyo, pues no es otro mi deseo sino agradarte y servirte en esta vida y después de ella darte en el cielo los agradecimientos de las misericordias que Dios me ha concedido por tu intercesión.
Amén.
Fuente: virgendeguadalupe.org.mx